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Le Ceden El Asiento A Una Mujer Embarazada, Pero Luego Pasa Esto…

El Teléfono Celular

La aterrorizada Jenna señaló hacia la mesa de la cocina, y el fugitivo se dirigió allí sin perder tiempo. Marcel comenzó a revisar el bolso de cuero y sacó un teléfono móvil. Un teléfono que Jenna no reconoció, ya que no era el suyo.

“Este teléfono es mío. Lamento el inconveniente, señorita,” dijo Marcel, devolviendo el dispositivo a su bolso con una disculpa cortés. Jenna, confundida y aún temblando, trató de procesar la situación. Aunque el teléfono parecía no tener relación directa con ella, el acto de Marcel la dejó aún más intranquila, sin saber qué esperar a continuación de su inquietante visita.

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